sábado, 7 de junio de 2014

LENGUAJE Y APRENDIZAJE

Suelo recibir tanto en mi consultorio particular como en el ámbito hospitalario niños con trastornos del lenguaje que no fueron diagnosticados a tiempo padeciendo alteraciones que repercuten en el aprendizaje escolar. Es frecuente escuchar a Pediatras que dicen a los padres en etapas tempranas... "no se preocupe, ya va a hablar"...... Creo que es necesario e importante realizar los diagnósticos tempranamente para evitar así padecimientos posteriores.

El LENGUAJE es la herramienta con la que cuenta el niño para apropiarse del conocimiento y el docente debe utilizar al mismo como instrumento para acercarle la información. Por eso el lenguaje tiene un rol protagónico y mediador en el proceso de APRENDIZAJE.

Para la adquisición de la lectoescritura necesitamos de la organización del código fonológico, como de la conciencia fonológica y de la habilidad gnósica y práxica. Por eso el código lingüístico que va desarrollando en los primeros años de vida constituyen un pilar fundamental en la lectoescritura, que también se consigue a través de un proceso de aprendizaje, pero en este caso pedagógico.
En los primeros años de la escolaridad es necesario que los niños tengan un apoyo concreto para poder captar los conocimientos y una vez que lleguen a la etapa lógico-formal podrán de esta forma elaborar teorías basándose sólo en el lenguaje ya sin el apoyo senso-perceptivo.
Por eso cualquier dificultad que presente en la adquisición del lenguaje, tanto en el desarrollo fonológico-sintáctico ó semántico va a repercutir en el proceso de aprendizaje de la lectoescritura. De aquí surge la imperiosa necesidad de poder realizar los diagnósticos correspondientes lo más temprano posible.

Los niños con trastornos del lenguaje tienen posibilidad de sufrir alteraciones en el aprendizaje escolar, con una frecuencia seis veces mayor que los niños sin trastornos (Ingram, 1970).

Por lo general los niños que leen mal tienen dificultades en las habilidades verbales que implican segmentación, producción, percepción y comprensión del lenguaje (Delfior Citoler, 1996).

Lic. Daniel Guzmán
Fonoaudiólogo MN 8815 MP 4697
Hospital San Juan de Dios
Docente de la Facultad de Medicina USAL

domingo, 17 de noviembre de 2013

EL NIÑO RESPIRADOR BUCAL

El niño respirador bucal constituye una entidad clínica polifacética, que produce alteraciones que pueden afectar su desarrollo físico y psíquico.Su detección y corrección depende de la oportuna intervención de un equipo multiprofesional, que incluye al pediatra del niño, al otorrinolaringólogo infantil,al fonoaudiólogo, odontólogo, etc.La respiración bucal, propicia un terreno para que exista un aumento de las secreciones en las vías aéreas superiores y que a su vez favorecerá la alteración de la funcionalidad de los oídos, de los senos paranasales y con frecuencia desencadene crisis obstructivas bronquiales a repetición.Todo niño que respire por la boca es un respirador bucal, ya sea de causa funcional (como la succión del pulgar por tiempo prolongado) o mecánica (hipertrofia adenoidea).

Síntomas más frecuentes del respirador bucal
  • Tos seca
  • Tos nocturna
  • Incapacidad respiratoria
  • Apenas obstructivas del sueño
  • Trastornos en el desarrollo del macizo facial (paladar estrecho y hundido, mandíbula elongada)
  • Deglución atípica
  • Dientes mal implantados
  • Sinusitis
  • Otitis
  • Trastornos de la audición
  • Falta de atención
  • Retraso escolar
  • Alteraciones posturales
Las causas más comunes que provocan respiración bucal
  • Hipertrofia adenoidea y o amigdalina
  • Rinitis
  • Alergias
  • Desviación del tabique nasal
  • Hábito de succión prolongado del pulgar (más allá del primer año a segundo año de vida)
  • Mal oclusión dentaria
  • Enfermedades neuromusculares o retraso psicomotor
  • Características del desarrollo craneofacial de incidencia heredo-familiar.
 La Hipertrofia Adenoidea - comunmente conocida como "carnes crecidas", es la causa más frecuente de niños respiradores bucales.
Las adenoides y amígdalas son formaciones que asientan en la zona de la nasofaringe y orofaringe, estas formaciones al agrandarse (hipertrofiarse) interfieren en el normal paso del aire a través de la nariz, obligando lógicamente al niño a respirar por la boca para compensar ese déficit de aire.
Las adenoides inician su crecimiento a partir de los 9 meses de vida aproximadamente y este crecimiento se acentúa hacia los 3 años de edad.

A partir de los 5 años de vida comienzan a disminuir de tamaño en forma lenta pero sostenida.
Es por esta razón que actualmente hay tendencia de operar a menos niños de adenoides ya que muchos de ellos resuelven en forma espontánea con el paso del tiempo su hipertrofia adenoidea.

Esto no significa que ya no existan niños que requieran cirugías a edades tempranas. Se indica cirugía de adenoides a aquellos pacientes que presentan signos y síntomas muy característicos que los doctores evalúan de forma minuciosa a la hora de decidir una intervención quirúrgica. Con respecto al diagnóstico de hipertrofia adenoidea el pediatra se basa en un detallado interrogatorio para conocer la verdadera repercusión de la afectación y puede solicitar algunos estudios radiológicos (por ejemplo Rx de perfil de Cavum) para valorar él si el paso del aire es adecuado o se encuentra disminuido.Los síntomas más comunes de la Hipertrofia adenoidea son la respiración bucal y los resfríos persistentes. Otro dato importante es la presencia de ronquidos durante el sueño y la persistencia de boca abierta al dormir.
Es frecuente ver niños que se quejan de boca y labios secos.
Pueden presentar voz nasal, mal aliento, tos nocturna y en algunos casos broncoespasmos a repetición.Cuando la hipertrofia adenoidea es muy marcada los niños tienen dificultades para dormir, resoplan, roncan y pueden llegar a tener episodios de apneas del sueño. Un niño con hipertrofia adenoidea no descansa bien.

Otro dato importante es considerar que al ocurrir habitualmente en niños de 1 a 5 años de edad, etapa donde se adquiere el lenguaje y etapa base para el aprendizaje escolar que está por venir la hipertrofia adenoidea puede afectar el desarrollo cognitivo infantil.
Y más aún si a esto le sumamos la perdida de audición intermitente que pueden presentar por otitis y/o disfunción tubaria lo que acentúa más el riesgo de problemas escolares, distracción e inquietud.

Es muy frecuente que las maestras detecten a los niños que "escuchan poco" ya que son niños que aparentemente no prestan atención y molestan en el aula.
Esos niños requieren de evaluación médica para descartar trastornos de la audición secundaria a esta causa o de otro origen.Los niños respiradores bucales pueden presentar alteraciones posturales como hombros caídos, tórax hundido y menor respuesta a actividades físicas comunes


Tratamiento de los niños respiradores bucales
Lógicamente dependerá de la causa ya que no es lo mismo un niño con hipertrofia adenoidea leve, que uno grave o que un niño que presente su respiración bucal por prolongar el hábito de la succión del pulgar.
Es el pediatra de cabecera el encargado de orientar y acompañar a la familia en el seguimiento y tratamiento de estos niños y también el encargado de organizar las interconsultas necesarias con otras especialidades como Otorrinolaringología, Fonoaudiología, Kinesioterapia, Fisiatría, Odontología, etc.

Los padres de niños respiradores bucales deben ser conscientes que la resolución de este problema lleva tiempo y mucho esfuerzo pero que bien seguidos y controlados minimizan los riesgos que conlleva vivir con este tipo de cuadros.
Recuerde consultar con su pediatra si su hijo presenta respiración bucal habitualmente o cualquiera de los signos y síntomas que hemos detallado en este artículo.
 
Lic. Daniel Guzmán
Fonoaudiólogo MN 7646 MP 4697
 

viernes, 19 de julio de 2013

LA PÉRDIDA AUDITIVA Y SU DIAGNÓSTICO

El diagnóstico se realizará desde los servicios médicos.
- estudio audiológico completo para determinar el diagnóstico y definir las líneas y tipo de tratamiento.
- se establecerá el tratamiento (médico - quirúrgico y /o protético) según la realidad auditiva de cada uno de los niños.
- se prescribirá la necesidad de uso de prótesis auditivas.

El diagnóstico puede iniciarse en dos situaciones:
- en cualquier momento del desarrollo del niño, tan pronto se determine su necesidad.
-en los primeros años de vida, mediante el tamizaje auditivo universal.

Este tamizaje auditivo universal es una manera de identificar a recién nacidos con hipoacusia con o sin factores de riesgo. Se realiza en sus primeros días de vida para determinar si existe alguna alteración auditiva presente en el momento del nacimiento.
En caso que exista sospecha, se repiten y completan las pruebas a los 3 meses, lo que facilita que a los 6 meses pueda haber ya un diagnóstico fiable que permita iniciar el tratamiento audioprotésico y fonoaudiológico.
Se utilizar varias pruebas auditivas, otoemisiones acústicas, potenciales evocados auditivos de tronco cerebral potenciales auditivos de TC automatizados y potenciales auditivos de estado estable.
En Argentina, la sordera infantil afecta de 700 a 1200 bebés por año, por lo que la medida fue adoptada por la Presidenta de la Nación Argentina Dra. Cristina Fernández de Kirchner bajo la ley 24.415. http://msal.gov.ar/htm/site/hipoacusia/resolucion-ministerial.pdf

Para poder entender la pérdida auditiva es imprescindible conocer la estructura del oído y cómo funciona.
El oído está formado por 3 secciones diferentes que llevan a cabo tareas distintas, pero que trabajan coordinadamente para poder oír y procesar los sonidos
-oído externo
-oído medio
-oído interno


OIDO EXTERNO:
Compuesto por el pabellón auricular y el conducto auditivo externo (CAE).
Su función es recoger las ondas sonoras y conducirlas a través del CAE hacia la membrana timpánica.
Las dificultades que puede presentar son problemas en la recogida de las ondas sonoras y su transmisión hacia el tímpano causados por:
-anomalías congénitas
-infecciones del CAE
-presencia de tapones de cera o de otros objetos extraños en el CAE.

OÍDO MEDIO:
Compuesto por la membrana timpánica, cadena de huesecillos (martillo, yunque y estribo) y la trompa de Eustaquio.
Su función es transportar las ondas sonoras al O interno.
Las dificultades pueden darse en la vibración y su transmisión hacia el OI causadas por:
-alteración de la MT, perforación, ausencia, rigidez excesiva.
-dificultad de vibración de la MT como resultado de la obstrucción de la TE
-enfermedades diversas que afectan la movilidad de los huesecillos y alteran la conducción.
-alteraciones congénitas del OM.
Las dificultades en el OE y el OM tienen que ver con la incapacidad de conducir el sonido al OI y se denominan "pérdidas auditivas conductivas".
Entonces hablamos de pérdida auditiva conductiva o de conducción cuando hay un impedimento a nivel del CAE (ej, tapón de cera) o una dificultad en el funcionamiento del OM ( ej, otitis). Tienen solución médica y en pocas ocasiones precisan la adaptación de prótesis auditivas.
Son de buen pronóstico, ya que la magnitud de la pérdida no es importante, a la vez que al no estar afectado el elemento transformador de la energía vibrátil en estímulo eléctrico, comporta pocos problemas de inteligibilidad del habla.
Estas pérdidas tienen algunas características:
-en la mayoría de los casos se da en niños, no son permanentes.
-comportan disminución no superior a 60 dB.
-producen una alteración en la cantidad de audición.

OÍDO INTERNO:
Formado por la cóclea, el órgano del equilibrio CSC, y el nervio auditivo.
Convierte en señales nerviosas las vibraciones que llegan a la cóclea. Gracias a las células ciliadas que recogen las vibraciones agrupadas según la frecuencia de resonancia de cada punto, por lo que generan patrones diferenciados en cada frecuencia. Al ser estimuladas, las CC generan impulsos eléctricos que se transmiten al NA.
La pérdida de audición suele ser el resultado del daño en las diminutas CC de la cóclea o en su unión en las fibras nerviosas. Puede ser causado por:
-enfermedades y lesiones de nacimiento.
-medicamentos tóxicos para el sistema auditivo
-síndromes genéticos.
-exposición al ruido, virus, traumatismos craneoencefálicos, envejecimiento y tumores.
Las alteraciones auditivas que se originan en el OI o en la vía auditiva que va hacia el córtex cerebral se llaman perdidas neurosensoriales o perceptivas y se producen cuando las vibraciones no pueden convertirse en señales nerviosas y ser transmitidas hacia los centros auditivos cerebrales a través del NA. Esto puede ocurrir debido a la presencia de lesión en el OI (cóclea) o en las vías nerviosas que van desde el OI (nivel retrococlear) hacia el cerebro. No solo comporta una reducción en la percepción del sonido sino que afecta también a la inteligibilidad por lo que cuanta más pérdida más distorsionada es la audición.
Algunos autores utilizan el término sordera central para denominar las alteraciones que se producen en las vías auditivas y el córtex. Dado que esta distinción es difícil de establecer mediante las pruebas diagnósticas más habituales, usualmente se utiliza el término sordera neurosensorial como un todo.
En ocasiones una sordera neurosensorial pueden añadírsele dificultades conductivas por problemas a nivel externo o de OM. Cuando ocurre esto se dice que el niño presenta una pérdida auditiva mixta.

Cuando se mide el grado de pérdida auditiva de un niño se valora la intensidad sonora (dB) que necesita para percibir un sonido en las distintas frecuencias, estableciendo así su umbral de audición.
Se toma coo referencia la media aritmética de las pérdidas en las frecuencias conversacionales , 500,1000,2000 y 4000 Hz.

PÉRDIDA LEVE:
Umbral auditivo entre 20 y 40 dB que permite la percepción de la palabra, aunque pueden captarse con dificultad ciertos elementos fonéticos (por ej, la vibración). Tendrá dificultades cuando el mensaje se da en voz baja.

PÉRDIDA MEDIA:
Umbral entre 40 y 70 dB. Puede percibir la palabra sólo cuando es fuerte. El lenguaje puede desarrollarse de forma espontánea, aunque presentará retrasos en su evolución. Necesita prótesis para captar los elementos fonéticos del habla. Tendrá dificultades para captar el lenguaje sobre todo en ambientes ruidosos.

PÉRDIDA SEVERA:
umbral entre 70 y 90 dB. Dificultad importante en la percepción de la palabra, es necesaria la lectura labial y sobre todo el uso de prótesis. El desarrollo del lenguaje oral no se da de manera espontánea y necesita apoyo fonoaudiológico.

PÉRDIDA PROFUNDA:
Umbral superior a 90 dB. El aprendizaje de un lenguaje oral está muy comprometido. Necesita pistas visuales y lectura labial. Para el desarrollo del lenguaje oral, es necesario el uso de prótesis y el apoyo fonoaudiológico. Se dan dificultades importantes en el estado de alerta y en la estructuración espacio-temporal debido a la ausencia de estimulación auditiva.
Las pérdidas profundas a su vez se subclasifican en:
Profunda de 1er grado: restos auditivos hasta la frecuencia 4000 Hz.
Profunda de 2do grado: restos auditivos hasta la frecuencia 2000 Hz.
Profunda de 3er grado: restos auditivos hasta la frecuencia 1000 Hz.
Profunda de 4to grado: restos auditivos hasta la frecuencia 750 Hz.

Lic. Daniel Guzmán - Fonoaudiólogo MN. 7646


jueves, 28 de marzo de 2013

PROTEJA LA AUDICIÓN DE SUS HIJOS

La pérdida de audición inducida por ruido ocurre cuando las células ciliadas auditivas, las células sensoriales del oído interno sufren lesiones provocadas por la exposición a sonidos demasiado fuertes durante un tiempo prolongado. Pero, ¿cuándo el ruido es demasiado ruido? y ¿cuándo empieza el ruido a causar daño? Las respuestas están relacionadas: cuanto más fuerte sea el sonido, menos tiempo tardará en causar una lesión auditiva.

El sonido se mide en unidades denominadas decibeles. Los decibeles se comienzan a medir en cero, que corresponde a casi un silencio total y es el sonido  más débil que nuestros oídos pueden notar. Para tener una idea, un susurro mide 30 decibeles, y una conversación normal mide 60 decibeles. En decibeles, un incremento de 10 significa que el sonido es 10 veces más intenso o potente. Esto es 10 veces más fuerte para el oído. El sonido de la sirena de una ambulancia mide 120 decibeles, o que es casi un trillón (el 1 seguido de 18 ceros) de veces más intenso que el sonido más débil que los oídos pueden escuchar. Los sonidos que llegan a los 120 decibeles causan dolor de oídos cuando estamos muy cerca de ellos.
Los científicos consideran que, dependiendo del tipo de ruido, la intensidad o fuerza misma de las vibraciones causadas por los altos niveles de decibeles pueden provocar pérdida de la audición.

Estudios recientes también demuestran que estar expuestos a niveles de ruido dañinos desencadena la formación de moléculas en el interior del oído que lesionan las células ciliadas auditivas. Estas moléculas destructivas juegan un papel importante en la pérdida de audición que sufren niños y adultos que escuchan ruidos fuertes durante mucho tiempo.

La pérdida de audición inducida por ruido está relacionada con el nivel de decibeles de un sonido y por cuánto tiempo estamos expuestos a éste. La distancia entre nosotros y la fuente del sonido también es importante. Los sonidos se hacen más fuertes a medida que nos acercamos a la fuente y más débiles a medida que nos alejamos de ella. Al estar lejos del sonido, su intensidad y la posibilidad de provocar daños son mucho menores. Además, el impacto del ruido se va acumulando a lo largo de la vida. Si usted está expuesto a sonidos fuertes regularmente, con el paso de los años acumula el riesgo de tener lesiones permanentes.

La pérdida de audición inducida por el ruido también tiene que ver con los genes de la persona. Algunas personas son más propensas que otras a la pérdida de audición inducida por el ruido cuando escuchan ciertos sonidos. Actualmente se está investigando como determinar quién corre un riesgo mayor de pérdida de audición inducida por ruido y quién corre menos riesgo. Por esta razón, todos debemos proteger nuestra capacidad auditiva cuando estamos expuestos a ruidos fuertes.

Los investigadores que estudian la pérdida de audición en el trabajo han hallado que una persona que está expuesta a niveles de ruidos de 85 decibeles o más o un período de tiempo prolongado corre el riesgo de sufrir pérdida de audición.
Hoy día muchos de los aparatos que usan los niños tienen niveles de ruido por encima de los 85 decibeles. Por ejemplo, un reproductor de música MP3 tiene un nivel máximo de cerca de los 105 decibeles. Ese nivel es 100 veces más intenso que 85 decibeles. Se recomienda que la persona no se exponga a sonidos mayores de 100 decibeles por más de 15 minutos sin tener portectores auditivos. Además, la exposición constante a sonidos de 110 decibeles por más de 1 minuto sin protección aumenta el riesgo de pérdida permanente de la audición.
Sus oídos pueden ser el mejor sistema de alerta sobre ruidos que podrían llegar a ser peligrosos.
A tener en cuenta.....
El ruido es demasiado fuerte cuando:
- Usted tiene que alzar la voz para que alquien que está cerca lo escuche.
- Causa dolor de oídos.
- Se desarrolla un zumbido o silbido en los oídos, así sea temporalmente.
- No escucha como normalmente lo hace, sino hasta varias horas después de alejarse el ruido.
Recomendaciones:
- Use protectores de oídos, ya sean tapones u orejeras.
- Aléjese de las fuentes de ruido
- Baje el volumen de los aparatos.

Lic. Daniel Guzmán - Fonoaudiólogo MN. 7646

domingo, 3 de marzo de 2013

TRASTORNO GENERALIZADO DEL DESARROLLO (TGD)

El TGD es una alteración de origen neurobiológico que se manifiesta habitualmente en los niños durante los tres primeros años de vida.
En muchas ocasiones en lugar de TGD se prefiere hablar de los Trastornos Generales del Desarrollo del Espectro Autista porque este término abarca con mayor precisión todas las posibles problemáticas de las áreas del desarrollo.
El TGD afecta tres áreas del desarrollo:
1- Área de la comunicación: verbal y no verbal
2- Área de la socialización
3- Área de la imaginación, creatividad y juego, lo que genera intereses restringidos y/o conductas estereotipadas.
Por lo tanto todas las personas afectadas tienen, en mayor o menor grado, alteradas estas áreas. Los trastornos generalizados del desarrollo en el mundo son cada vez mas frecuentes: 1 en 150 nacimientos. Solo 20 años atrás la proporción era 1 en 10,000 niños, (incluyéndose en estos el autismo).

SINTOMAS
Cuando los padres observan o sospechan que el desarrollo de su hijo no es normal, es importante realizar una consulta con un especialista para tener un diagnóstico completo y un tratamiento a seguir.
Estas son algunas de las conductas ante las cuales hay que estar alerta:
  • No responde a su nombre.
  • No puede decir lo que quiere.
  • Está retrasado/a en su lenguaje.
  • No sigue consignas.
  • A veces parece oír y otras no.
  • No señala ni saluda.
  • No utiliza los juguetes de forma convencional
  • Mantiene juegos extraños
  • Prefiere jugar solo/a.
  • No se interesa en otros niños.
  • Hace poco contacto visual.
  • Parece estar en su mundo.
  • No presta atención.
  • Repite las actividades una y otra vez.
  • Pone las cosas en fila.
  • Hace berrinches.
  • Es hiperactivo.
  • Es oposicional y no colabora.
  • Realizan movimientos raros o incontrolados.
  • Es hipersensible a ciertas texturas o sonidos.
  • Camina en punta de pies.
Todavía no se han determinado las causas concretas del origen de este trastorno, pero este abarca aspectos como anormalidades en la estructura del cerebro, alteraciones en los neurotransmisores y probablemente una base genética.
En contra de los que se dice en muchas ocasiones, el niño que padece TGD es capaz de tener un buen contacto visual, demostrar cariño, sonreír y mostrar una variedad de emociones pero en diferentes grados.
Como cualquier otro niño, pueden responder al medio ambiente de forma positiva o negativa.

Es necesario enfatizar la importancia que tiene una temprana consulta al especialista ya que realizar un diagnóstico precoz le permitirá al niño y su familia seguir un tratamiento adecuado, promoviendo al máximo sus potencialidades.

Lic. Daniel Guzmán - Fonoaudiólogo MN 7646
CEFONAR - Agentina

miércoles, 24 de octubre de 2012

REFLEXIONES SOBRE EDUCACIÓN

Dice Freud: " Sólo puede ser educador quien es capaz de comprometerse  por empatía con el alma infantil y nosotros los adultos no comprendemos a los niños porque hemos dejado de comprender nuestra propia infancia. Nuestra amnesia de lo infantil es una prueba de cuánto nos hemos enajenado de ella. Cuando los educadores se hayan familiarizado con los resultados del psicoanálisis hallarán más fácil reconciliarse con ciertas fases del desarrollo infantil y entre otras cosas, no correrán el riesgo de sobrestimar las mociones socialmente inservibles o perversas que afloren en el niño. Más bien se abstendrán de intentar una sofocación violenta de estas mociones cuando se enteren de que tales intervenciones a menudo producen unos resultados no menos indeseados que la misma mala conducta que la educación teme dejar pasar en el niño. Una violenta sofocación desde afuera de unas pulsiones intensas en el niño nunca las extingue ni permite su gobierno, sino que consigue una represión en virtud de la cual se establece la inclinación a contraer más tarde una neurosis. El psicoanálisis tiene a menudo oportunidad de averiguar cuánto contribuye a producir enfermedades nerviosas la severidad inoportuna e ininteligente de la educación o bien a expensas de cuántas pérdidas en la capacidad de producir y de gozar se obtiene la normalidad exigida. Pero puede también enseñar cuán valiosas contribuciones a la formación del carácter prestan estas pulsiones asociales y perversas del niño cuando no son sometidas a la represión, sino apartadas de sus metas originarias y dirigidas a unas vías más valiosas, en virtud del proceso de la llamada sublimación. La educación debería poner cuidado extremo en no cegar estas preciosas fuentes de fuerza y limitarse a promover los procesos por los cuales esas energías pueden guiarse hacia el buen camino.
Tres cuestiones fundamentales:
- La severidad inoportuna e ininteligente de la educación contribuye a producir enfermedades nerviosas.
- La normalidad exigida se obtiene a expensas de importantes pérdidas en la capacidad de producir y de gozar.
- Las pulsiones sociales y perversas del niño (recordemos que el niño no es un perverso, ni un ser asocial, sino un niño. Sus tendencias, narcisísticamente marcadas, tienen la característica de resistir a los requerimientos sociales - que conspiran contra su narcisismo - y su modalidad sexual tiene características perversas polimorfas, es decir, perversas en múltiples formas, en tanto se organiza según pulsiones parciales. La sexualidad es perversa en caso de permanecer de tal manera en la vida adulta), cuando no son sometidas a la represión sino apartadas de sus metas originarias y dirigidas a unas vías más valiosas en virtud del proceso de la llamada sublimación, prestan valiosas contribuciones a la formación del carácter.
La pedagogía ha producido importantes y extensos desarrollos acerca del afán de normalización que caracteriza a los sistemas educativos que conocemos. Mucho se ha escrito acerca de la normalización y la normatividad. En esto, como en muchas otras cuestiones, Freud advierte tempranamente el problema. Y nos pone frente a una decisión; tal vez frente a una de las decisiones más profundas respecto del quehacer educativo. Muchas otras decisiones teóricas, técnicas y de la práctica cotidiana podrían quedar subordinadas a esta decisión fundamental. Entonces....¿Cómo y hacia dónde orientamos la práctica educativa?...¿qué buscamos?...¿qué nos proponemos?....en definitiva: ¿qué sujeto queremos contribuir a formar?
La teoría psicoanalítica nos dice que lo alojado en el psiquismo está indefectiblemente presente en las acciones humanas. No es posible dejar de lado lo que somos. Podemos alejarnos de los estímulos externos, pero no podemos huir de lo que somos, no podemos sacarnos de encima los contenidos y procesos mentales. La pulsión es un motor para la vida humana. Las tendencias eróticas y tanáticas, lo reprimido por represión primaria, los contenidos psíquicos que se asocian a lo reprimido por represión primaria están en contínua actividad. Algo hay que hacer con ello y de hecho algo hacemos, nos demos o no nos demos cuenta. Freud reconoce dos posiciones respecto a esto:
- Una violenta sofocación externa (que conduce a la represión).
- La orientación hacia metas valiosas, en virtud del mecanismo de sublimación.
En el primer caso distingue dos resultados:
- La contribución a la producción de enfermedades nerviosas.
- Una importante pérdida en la capacidad de producir y gozar.
En el segundo caso, la valiosa contribución a la formación de las mejores virtudes humanas.
Por eso:"Pensemos, estudiemos, investiguemos y decidamos a sabiendas y con compromiso"
Sabemos que la primera obligación de los profesionales de la salud es "No hacer daño" (juramento hipocrático).
¿En qué podría consistir en primer lugar, no dañar en el ejercicio de la práctica docente? José Cukier ("Efectos de la enseñanza enla génesis y patología de los ideales de los educandos") dice lo siguiente:
"Sugiero denominar didactogenia a la patología inducida por la enseñanza, por extensión del significado atribuido comunmente a la palabra iatrogenia. En esta primera parte enfocaré la didactogenia como un trastorno inducido en el educando por la personalidad narcisista del educador. Las características de este educador son la  arrogancia y la soberbia. Está infatuado en su convicción de estar por encima del educando, poseedor de la verdad, sin capacidad de empatía ni tolerancia a la frustración, con sentimientos de triunfo, control y desprecio (control, triunfo y desprecio conceptos introducidos por Melanie Klein, a los que llamó tríada maníaca). Poca paciencia, curiosidad, creatividad y posiblidades lúdicas. Deseoso de conseguir poder, no ascendiente. El ascendiente depende de las condiciones morales, el poder no implica necesariamente ascendiente y puede no tener connotaciones morales. Su poder, en lugar de respeto, genera miedo y provoca sometimiento o un símil de aceptación".
Retomando el interrogante formulado y después del pasaje de José Cukier, es importante dar algunas respuestas a modo de propuestas.
- No violentar por medio de la sofocación externa el mundo interno de los seres humanos constituídos como alumnos.
- No censurar los que se desconoce. No temer a lo que se presenta a veces de manera disruptiva. Abrir espacios y tiempo de interrogación acerca de lo que nos sorprende.
- No vulnerar la autoestima de los sujetos. Las maneras de dañar en este sentido son múltiples. Ridiculizar, descalificar las intervenciones, acciones y rendimientos de los alumnos; someterlos a evaluaciones de dificil resolución; calificarlos con bajas notas sin mayores explicaciones, sin devoluciones que generen aprendizaje, haciéndoles sentir que de nada vale volver a explicarles; exponer públicamente como forma de advertencia o a manera de mal ejemplo el bajo rendimiento; suberstimarlos, hacerles sentir que jamás o muy raramente llegarán a lograr objetivos; tener actitudes despectivas ante la dificultad para aprender un tema o para aprender en general, no permitir expresarse a quienes se supone que se equivocarán o cometerán errores; no admitir formas distintas de expresión y resolución de tareas; dar clase para unos pocos que pueden seguir sin dificultad los desarrollos; aislar manifiesta o tácitamente a quienes no pueden hacerlo; explicitar en forma pública o privada que "se ha regalado nota porque de todos modos nada puede lograrse con el alumno". Éstas constituyen algunas de las tantas maneras de vulnerar la autoestima.
- No someter a los alumnos a situaciones de frustración.
- No generar realciones que produzcan miedo en el alumnado.
- No generar relaciones con el docente, con el contenido del aprendizaje y con las formas de considerar y de evaluar el mismo que produzcan en los alumnos fastidio, desagrado o rechazo a la materia. Es muy habitual escuchar a niños, adolescentes y jóvenes hablar con desgano, con rabia o con disgusto de materias y temas que podrían y deberían ser apasionantes.
- No estimular la competencia, muy especialmente como supuesta forma de motivar el interés por aprender.
- No propender a lograr la adaptación acrítica, es decir, el sometimiento. Esto vale para la realidad escolar y para la social.
- No plantear situaciones de sobreexigencia y tensión.
- No pensar que hay una única manera de acercarse al aprendizaje; es decir, reconocer que pueden existir diferentes estrategias , procedimientos y recursos.
- No amenazar como forma de lograr disciplina.
- No sancionar arbritariamente.
-No generar desigualdades que den lugar a injusticias.
- No pensar que hay una sola forma de orden y organización.
- No favorecer actitudes memorísticas y repetitivas como modo fundamental de adquisición de conocimientos.
- No desconsiderar cuestiones que en los alumnos puedan constituir síntomas, censurándolos, descalificándolos por ello o tomándolos como fallas en las evaluaciones (por ejemplo, calificar con una nota baja a un niño con dificultades de dicción o timidez porque no es suficientemente claro en una exposición oral o bajar la nota en una evaluación escrita a un niño que por razones neurológicas o pisocológicas tiene dificultades al escribir y lo hace con letra de legibilidad dificultosa).
- No enfrentar a los alumnos entre sí poniendo a algunos como ejemplo para otros (el daño en ese caso es para unos y otros).
- No etiquetar a los alumnos (buenos, malos, inteligentes, indisciplinados)
- No asegurar que a los niños, adolescentes y jóvenes de hoy no les interesa nada y mucho menos aún antes de interrogarnos acerca de la relación de interés y compromiso (o desinterés y falta de compromiso) que los adultos (docentes y no docentes) mantenemos con las cosas del mundo (y con qué cosas).
- No censurar las diferencias de personalidad, de expresión, culturales (suponiendo que sólo existe una forma válida y verdadera).
- No confundir las propias creencias con conocimeitnos consolidados, evaluando (o juzgando)  a partir de las mismas.
- No sentirse dueño de la verdad y del saber (relacionándose con los alumnos desde ese supuesto lugar).
- No creer que la propia visión de la vida es la única o la mejor, descalificando explicitamente o de hecho otras visiones posibles.
- No asustar a niños, adolescentes y jóvenes con el futuro.

Es importante permitir, ofrecer, proponer actividades que den lugar a la expresión y de no pautar formas rígidas para ellas, maneras consideradas "buenas" y otras consideradas "malas" de realización de las mismas.
Recordemos que el mecanismo sublimatorio es una caso privilegiado del mecanismo de sobreinvestidura.
Cuando se suscitan en la escuela, dentro o fuera del aula, situaciones de conflicto, la posibilidad de reflexionar acerca de los sucedido favorece este último mecanismo. Es claro que muchas veces hay que imponer orden y lograr silencio como un fin en si mismo que como paso necesario para generar un clima que permita reflexión.
Si podemos reconocer la importancia de los mecanismos de sobreinvestidura y sublimación y tratamos de actuar en consecuencia, estamos favoreciendo significativamente la profilaxis de la neurosis de la que habla Freud.
Por eso es importante que los docentes reflexionen sobre estos conceptos ya que tienen el privilegio de intervenir en uno de los ámbitos más sensibles y potencialmente fértiles de la vida social. 

Lic. Daniel Guzmán
Fonoaudiólogo MN 7646