jueves, 28 de marzo de 2013

PROTEJA LA AUDICIÓN DE SUS HIJOS

La pérdida de audición inducida por ruido ocurre cuando las células ciliadas auditivas, las células sensoriales del oído interno sufren lesiones provocadas por la exposición a sonidos demasiado fuertes durante un tiempo prolongado. Pero, ¿cuándo el ruido es demasiado ruido? y ¿cuándo empieza el ruido a causar daño? Las respuestas están relacionadas: cuanto más fuerte sea el sonido, menos tiempo tardará en causar una lesión auditiva.

El sonido se mide en unidades denominadas decibeles. Los decibeles se comienzan a medir en cero, que corresponde a casi un silencio total y es el sonido  más débil que nuestros oídos pueden notar. Para tener una idea, un susurro mide 30 decibeles, y una conversación normal mide 60 decibeles. En decibeles, un incremento de 10 significa que el sonido es 10 veces más intenso o potente. Esto es 10 veces más fuerte para el oído. El sonido de la sirena de una ambulancia mide 120 decibeles, o que es casi un trillón (el 1 seguido de 18 ceros) de veces más intenso que el sonido más débil que los oídos pueden escuchar. Los sonidos que llegan a los 120 decibeles causan dolor de oídos cuando estamos muy cerca de ellos.
Los científicos consideran que, dependiendo del tipo de ruido, la intensidad o fuerza misma de las vibraciones causadas por los altos niveles de decibeles pueden provocar pérdida de la audición.

Estudios recientes también demuestran que estar expuestos a niveles de ruido dañinos desencadena la formación de moléculas en el interior del oído que lesionan las células ciliadas auditivas. Estas moléculas destructivas juegan un papel importante en la pérdida de audición que sufren niños y adultos que escuchan ruidos fuertes durante mucho tiempo.

La pérdida de audición inducida por ruido está relacionada con el nivel de decibeles de un sonido y por cuánto tiempo estamos expuestos a éste. La distancia entre nosotros y la fuente del sonido también es importante. Los sonidos se hacen más fuertes a medida que nos acercamos a la fuente y más débiles a medida que nos alejamos de ella. Al estar lejos del sonido, su intensidad y la posibilidad de provocar daños son mucho menores. Además, el impacto del ruido se va acumulando a lo largo de la vida. Si usted está expuesto a sonidos fuertes regularmente, con el paso de los años acumula el riesgo de tener lesiones permanentes.

La pérdida de audición inducida por el ruido también tiene que ver con los genes de la persona. Algunas personas son más propensas que otras a la pérdida de audición inducida por el ruido cuando escuchan ciertos sonidos. Actualmente se está investigando como determinar quién corre un riesgo mayor de pérdida de audición inducida por ruido y quién corre menos riesgo. Por esta razón, todos debemos proteger nuestra capacidad auditiva cuando estamos expuestos a ruidos fuertes.

Los investigadores que estudian la pérdida de audición en el trabajo han hallado que una persona que está expuesta a niveles de ruidos de 85 decibeles o más o un período de tiempo prolongado corre el riesgo de sufrir pérdida de audición.
Hoy día muchos de los aparatos que usan los niños tienen niveles de ruido por encima de los 85 decibeles. Por ejemplo, un reproductor de música MP3 tiene un nivel máximo de cerca de los 105 decibeles. Ese nivel es 100 veces más intenso que 85 decibeles. Se recomienda que la persona no se exponga a sonidos mayores de 100 decibeles por más de 15 minutos sin tener portectores auditivos. Además, la exposición constante a sonidos de 110 decibeles por más de 1 minuto sin protección aumenta el riesgo de pérdida permanente de la audición.
Sus oídos pueden ser el mejor sistema de alerta sobre ruidos que podrían llegar a ser peligrosos.
A tener en cuenta.....
El ruido es demasiado fuerte cuando:
- Usted tiene que alzar la voz para que alquien que está cerca lo escuche.
- Causa dolor de oídos.
- Se desarrolla un zumbido o silbido en los oídos, así sea temporalmente.
- No escucha como normalmente lo hace, sino hasta varias horas después de alejarse el ruido.
Recomendaciones:
- Use protectores de oídos, ya sean tapones u orejeras.
- Aléjese de las fuentes de ruido
- Baje el volumen de los aparatos.

Lic. Daniel Guzmán - Fonoaudiólogo MN. 7646

domingo, 3 de marzo de 2013

TRASTORNO GENERALIZADO DEL DESARROLLO (TGD)

El TGD es una alteración de origen neurobiológico que se manifiesta habitualmente en los niños durante los tres primeros años de vida.
En muchas ocasiones en lugar de TGD se prefiere hablar de los Trastornos Generales del Desarrollo del Espectro Autista porque este término abarca con mayor precisión todas las posibles problemáticas de las áreas del desarrollo.
El TGD afecta tres áreas del desarrollo:
1- Área de la comunicación: verbal y no verbal
2- Área de la socialización
3- Área de la imaginación, creatividad y juego, lo que genera intereses restringidos y/o conductas estereotipadas.
Por lo tanto todas las personas afectadas tienen, en mayor o menor grado, alteradas estas áreas. Los trastornos generalizados del desarrollo en el mundo son cada vez mas frecuentes: 1 en 150 nacimientos. Solo 20 años atrás la proporción era 1 en 10,000 niños, (incluyéndose en estos el autismo).

SINTOMAS
Cuando los padres observan o sospechan que el desarrollo de su hijo no es normal, es importante realizar una consulta con un especialista para tener un diagnóstico completo y un tratamiento a seguir.
Estas son algunas de las conductas ante las cuales hay que estar alerta:
  • No responde a su nombre.
  • No puede decir lo que quiere.
  • Está retrasado/a en su lenguaje.
  • No sigue consignas.
  • A veces parece oír y otras no.
  • No señala ni saluda.
  • No utiliza los juguetes de forma convencional
  • Mantiene juegos extraños
  • Prefiere jugar solo/a.
  • No se interesa en otros niños.
  • Hace poco contacto visual.
  • Parece estar en su mundo.
  • No presta atención.
  • Repite las actividades una y otra vez.
  • Pone las cosas en fila.
  • Hace berrinches.
  • Es hiperactivo.
  • Es oposicional y no colabora.
  • Realizan movimientos raros o incontrolados.
  • Es hipersensible a ciertas texturas o sonidos.
  • Camina en punta de pies.
Todavía no se han determinado las causas concretas del origen de este trastorno, pero este abarca aspectos como anormalidades en la estructura del cerebro, alteraciones en los neurotransmisores y probablemente una base genética.
En contra de los que se dice en muchas ocasiones, el niño que padece TGD es capaz de tener un buen contacto visual, demostrar cariño, sonreír y mostrar una variedad de emociones pero en diferentes grados.
Como cualquier otro niño, pueden responder al medio ambiente de forma positiva o negativa.

Es necesario enfatizar la importancia que tiene una temprana consulta al especialista ya que realizar un diagnóstico precoz le permitirá al niño y su familia seguir un tratamiento adecuado, promoviendo al máximo sus potencialidades.

Lic. Daniel Guzmán - Fonoaudiólogo MN 7646
CEFONAR - Agentina